viernes, 4 de diciembre de 2009

KALVKÖT, CARNE DE TERNERA según Belén Brito


Guerra de la calle, guerra del alma.
Persigo a la voz enemiga que me ha dictado la orden de estar triste. A veces, se me da por sentir que la alegría es un delito de alta traición, y que soy culpable del privilegio de seguir vivo y libre. Entonces me hace bien recordar lo que dijo el cacique Huillca, en el Perú, hablando ante las ruinas: “Aquí llegaron. Rompieron hasta las piedras. Querían hacernos desaparecer. Pero no lo han conseguido, porque estamos vivos y eso es lo principal.” Y pienso que Huillca tenía razón. Estar vivos: una pequeña victoria. Estar vivos, o sea: capaces de alegría, a pesar de los adioses y los crímenes, para que el destierro sea el testimonio de otro país posible. A la patria, tarea por hacer, no vamos a levantarla con ladrillos de mierda. ¿Serviríamos para algo, a la hora del regreso, si volviéramos rotos? Requiere más coraje la ALEGRÍA que la pena. A la pena, al fin y al cabo, estamos acostumbrados. Eduardo Galeano, Días y noches de amor y de guerra

Comparto este cuento de Galeano que me conmueve. Al igual que Carne
que me moviliza en cada ensayo. La obra nos esta invitando en cada
encuentro a deambular de la risa al llanto, de la emoción a la
memoria… y a todas aquellas preguntas sin respuestas. Y nosotros nos
dejamos ser…y deambulamos.
Viajamos de un lugar a otro, llenos de alegría, por que Carne invita,
sobre todas las cosas, al placer de compartir la vida, la sencillez de
la vida, esas cositas pequeñas que nos hacen vibrar, con aquellos que
amamos y nos aman...
No encuentro las palabras exactas para expresar lo que se siente…solo
se que estoy plenamente agradecida…
Belén

0 comentarios:

Publicar un comentario